CARGA MENTAL: ¿CUÁNDO ES DEMASIADO?

Hay situaciones y días en la vida en los que quieres encerrarte en una habitación y no salir nunca. Quieres gritar y deshacerte de tu rabia, tu frustración y tus excesivas exigencias, y a veces se te quitan las ganas. Sí, a veces incluso sienta increíblemente bien lanzar un objeto (no rompible) y dejar salir tus frustraciones.  En algún momento, todo se te echa encima, la lista de tareas pendientes se hace cada vez más larga, los problemas y las exigencias se amontonan.

¿QUÉ ES LA CARGA MENTAL?

Una mañana típica para muchas de nosotras las madres: los niños se sientan por fin a la mesa del desayuno, tú sigues ahí en pijama y sin desvestirte, corriendo de A a B para preparar a los niños para la guardería/escuela y no olvidar la merienda o la bolsa del gimnasio. De todas formas, no hace falta hablar del tema de dormir: ¿cuándo fue la última vez que el padre del niño se levantó por la noche y consiguió que los niños se volvieran a dormir? Además, con el horario de trabajo del marido, el día no se organiza solo y es un ping-pong de citas para estar al día de todas las manías y compromisos. 

Hasta aquí todo bien, los niños están en camino al colegio, una pequeña pausa para el café. Y así seguimos. Ahora toca ordenar el caos entre las cuatro paredes, planificar las comidas, hacer la compra, poner la lavadora, limpiar, pasar la aspiradora, etc. La lista sigue y sigue...

Muchas de estas tareas y asuntos cotidianos se dejan en mayor parte a las mujeres y madres. No en todos los domicilios, por supuesto, pero seamos sinceros: ¿quién se ve en esta situación? Esto también puede aplicarse a los hogares sin niños. Las mujeres se ocupan del hogar, porque aquí solemos tener una idea diferente de la limpieza, y los hombres ni siquiera ven el trabajo que eso supone.

Las mujeres hacen esas "pequeñas cosas", como limpiar rápidamente el baño, pasar la aspiradora o hacer la colada aparte, y a menudo ellos no le dan importancia, porque siempre está todo hecho. Cuando el hombre sí se toma el tiempo de hacer sus tareas domésticas, suele tardar un tiempo interminable, lo hace con tan pocas ganas que al final tienes que hacerlo tú misma. No es muy justo.

Carga mental es como se llama este trabajo mental constante, y es agotador, cansado e invisible. A menudo uno recibe muy poca o ninguna gratitud por todo esto, porque siempre es así y no se reconoce el estrés adicional que supone.

LOS EFECTOS DE LA CARGA MENTAL EN LA PSIQUE:

Demasiado estrés mental puede tener efectos negativos. Ya sea que la relación de pareja se deteriore porque no te sientes valorado, que otras cosas como el tiempo para mí se queden cortas. Cuando se convierte en demasiado, se manifiesta de forma diferente para cada uno. Desde el retraimiento, hasta la ira o incluso alteraciones físicas como las migrañas. Es importante reconocer a tiempo cuándo tú o la relación esta sufriendo y hagas algo al respecto.

ASÍ PUEDE AFRONTAR LA CARGA MENTAL

• Gestión del tiempo

Lo más importante es establecer prioridades. Lo que es realmente importante, lo que hay que hacer y cuándo. Divide la semana en días y trabaja uno tras otro. Por ejemplo, el lunes haz un plan de comidas y vete de compras. Martes: papeleo y cosas importantes. Miércoles tareas domésticas en la agenda. Jueves: tiempo para ti, para una cita o para quedar con amigas. Intenta hacer las tareas durante la semana para poder desconectar de verdad el fin de semana, recargar las pilas y pasar tiempo con los tuyos.

•  Organización

Listas de tareas, herramientas de gestión de proyectos, ya sean digitales o escritas a mano. Tómate tu tiempo el domingo por la tarde y escribe todo lo que hay en la agenda de la semana. Así no olvidarás nada e incluirás a tu familia en la planificación. Al fin y al cabo, todos deben recibir lo que se merecen. En cuanto algo está hecho, puedes marcarlo, tacharlo o tirarlo. Una sensación muy liberadora y satisfactoria.

•  Permitir el apoyo

Las personas con tendencia a ser fanáticas del control a menudo tienden a no ser capaces de ceder las cosas. O no confían en que otros las hagan o, si lo hacen, tienen que controlarlo todo. Así es como funciona: empieza con tareas pequeñas y triviales y entrégalas. Ya sea algo como quitar el polvo una vez a la semana. Admitámoslo, no es el fin del mundo si el piso no está limpio de polvo durante una semana. Encomienda esta tarea a tu pareja o a tus hijos mayores, anótala en su calendario y recuérdaselo una vez. Si sigue sin hacerse, puedes enfadarte y hablar seriamente. Alternativamente, si es posible, busca ayuda externa. Una limpiadora que te quite el estrés de limpiar. Familiares, amigos, parientes que se lleven a los niños cada quince días para darte espacio. Ellos ya serán capaces de mantener a tus hijos bajo control.

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